¿Te imaginas sacar ya el árbol?
Montar el Belén…
La pereza de raspar el coche por las mañanas…
A las arrugas les va de lujo el frío… y al jamón también.
Porque ¿tú dónde lo guardas? ¿En la nevera o en la despensa? ¿Dónde se conserva mejor?
¿Y si es loncheado?
Porque no hay cosa que arruine más el jamón que comerlo frío.
Recién sacado de la nevera.
– El sabor se apaga y es como comerlo con la nariz tapada.
– La grasa te sabrá a cera porque estará más dura.
– La carne estará más firme y chiclosa.
Así que como esta es una duda habitual entre los que no renunciamos a comer sano y rico, vamos a resolverla.
Si tienes jamón loncheado, guárdalo siempre en la nevera. Y sácalo 10 minutos antes de servirlo para que coja temperatura.
¿Olvidaste sacarlo?
Pon el sobre cerrado 1 minuto bajo agua tibia y verás cómo se atempera.
Te sabrá como recién cortado a mano.
Si el paquete ya está abierto, intenta conservarlo en una bolsa bien cerrada en la nevera.
Y lo mismo: si se te olvidó sacarlo, con la bolsa y todo, bien cerrado para que no filtre el agua, échale agua tibia hasta que coja temperatura.
Si es una pieza entera (pata), antes de abrirla, lo mejor es guardarla en un lugar seco y fresco, como una bodega o un trastero si estás en Madrid.
Nada de nevera, solo paciencia hasta el gran momento.
Una vez empezada, se conservará mejor si pones trozos de la grasa amarilla por encima, tapando bien la zona de corte.
Pequeños gestos que marcan la diferencia y hacen que disfrutes del jamón como mereces.
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Con mucho gusto,
Los Joaquines
P.D.: Se acortan los días, alarga tus placeres.