Este reflexión viene a colación de la animadversión que existe de este producto que ha muchos nos encanta y que es muy nuestro.
Me cuenta mi hijo; que el profesor le ha dicho que el “chorizo es malo” , es probable que sea una simplificación de lo abordado en clase.
Pues es un grave error, en mi modesta opinión, trasmitir este mensaje, primero porque no se debe generalizar, como con todo, los hay de diferentes calidades, y por otro lado depende la persona, su metabolismo, la actividad física que practique, etc
Los niños cada vez están apuntados a más actividades extraescolares-deportivas y para aguantar ese ritmo es esencial una alimentación adecuada para que tengan la energía y los nutrientes necesarios para participar en toda las actividades extraescolares de forma óptima.
Nutrición
En defensa del chorizo. Sus virtudes nutricionales son más de las que piensas
Si hay un alimento que ha sufrido en propia carne -qué graciosa estoy hoy, madre- los envites de la nueva conciencia saludable, ése es el chorizo. Por desaparecer, lo ha hecho hasta de los bocatas infantiles. Y si eres de esas personas a quienes les chifla este embutido, habrás visto que incluso te miran mal si se te ocurre comerte un choripán en público. Porque el chorizo es todo un delator. Alguien lo está comiendo a 10 metros de ti y lo hueles perfectamente. Es imposible pasar inadvertida mientras comes chorizo.
Paradojas de la vida, mientras los españoles vamos desterrando el chorizo de nuestra dieta y lo cambiamos por fiambre de pavo -por poner un ejemplo-, él conquista Europa. Tanto es así que el 75% de las ventas de chorizo español se concentran en la Unión Europea según datos del Consorcio del Chorizo Español. Francia y Gran Bretaña son los más ‘chorifriends’. Los datos cantan, mientras en 2019 el mercado británico absorbió 1.012.892,37 kilos de chorizo, España, a la baja, se quedó en los 41.913,27 kilos.
¿PERO TIENE ALGO DE BUENO, ADEMÁS DE SER PECADO?
En defensa de este alimento tan español, busquemos sus virtudes nutricionales, que seguro las tiene. Para empezar, y pese a ser un alimento rico en sodio y colesterol (sus puntos flacos, diríamos, aunque cada vez hay más productos ‘bajos en sal’) también destaca por su contenido en hierro (2,10 mg por 100 g), sus 180 mg de potasio, su fósforo (270 mg) y por las vitaminas del grupo B (especialmente de la B3) que contiene. Por supuesto, se beneficia de las propiedades del pimentón que lo tiñe y le da su sabor característico junto con el ajo, y que es un interesante antioxidante.
Respecto a las calorías, para qué nos vamos a engañar, pocas no tiene. De media, unas 400 por cada 100 g, las mismas más o menos que el queso emmental o el roquefort, 200 menos que las avellanas). Eso sí, le gana por goleada la sobrasada (una campeona, con nada menos que 600 Kcal por 100 g).
Conclusión: a menos que estés a dieta y siempre con prescripción médica y sobre todo en los niños, si les gusta el chorizo dales el gusto, pero siempre y como con todos los alimentos, con prudencia (casi ningún placer saca todo su potencial en el exceso). A la hora de elegirlo primar la calidad antes que la cantidad (sí, te costará más caro, pero a tu cuerpo le saldrá mucho más barato), Hay mucho embutido pésimo en el mercado y como dice mi madre “pagan justos por pecadores” NO todos los embutidos son iguales. Cómelo preferentemente por la mañana o para merendar (cenar un bocadillo de chorizo es un camino seguro a la acumulación de grasas en los sitios donde menos te apetece acumularlas); y, si puedes, mejor sin pan( esto es un crimen para las que amamos el pan), opta por integral, para que a tu cuerpo le cueste menos digerirlo. ¡Y a gozar!
Articulo sacado de:
https://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2021/02/26/6037af10fdddffc00d8b45b7.html